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jueves, 1 de noviembre de 2012

Capítulo 3: Estirando la piernas

El avión hacía un ruido horrible al aterrizar. Un niño rubio de unos siete años saltó del asiento.

-¡¡¡¡MAMÁ!!!¡¡¡¡¡NOS ESTRELLAMOS!!!!. Niño flipado

-Hijo! siéntate! Estamos aterrizando!- Mamá del niño flipado
-De todas formas, yo salvaría todo, con mi super fuerza.-Niño flipado

Melody le echó un último vistazo al niño que se creía Chuck Norris, o por lo menos el Hombre de Negro, y esperó a que el avión aterrizara.

5 minutos después.

-AH!!! Que bien! Estaba cansada a tope! el viaje ha durado mucho!- Candace
(Gota de sudor manga)-Pero si te has pasado todo el viaje durmiendo a pierna suelta.- Melody

Las chicas paseaban por aquella ciudad Inazuma, con edificios tan altos, altas colinas plagadas de árboles milenarios... nada que ver con Copenhague.

Y el hotel?- Candace
-Eso. Estoy reventada. Ya ha amanecido.- Sonnie

Estuvieron deambulando por la ciudad casi una hora, porque no había gente que les pudiera ayudar a esas horas.

Melody se tiró en la cama a lo bestia. No había podido dormir en el avión y estaba tan cansada que se durmió nada más caerse en la cama.
Cuando despertó estaba empapada en sudor. Pesadillas sobre Japón.
No le daban miedo los tsunamis, ni los terremotos, ni las catrástofes nucleares.
Sólo una cosa.
Sobrevivió a un accidente de avión cuando viajó a Japón. Pero su padre no. Su madre murió cuando ella tenía tres años y su padre murió después. Y también el orfanato. Y la bondadosa mujer que la  adoptó sólo por su voz. Entonces su nombre era Xan Morton, hasta que, por alguna razón, Chistina Dunbar se lo cambió. Y allí lo conoció. Aquel raro chico solitario que fue su amigo durante cuatro largos años. Seguramente seguía allí, en alguna parte, sin acordarse de ella, o, por el contrario, extrañándola a más no poder.

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